26 de septiembre de 2013

VECINO VIGILANTE YUCATAN | Estrujante testimonio de madre de familia ex ludópata


Una madre de familia ex ludópata relató el infierno que vivió a consecuencia de su adicción al juego y de cómo arrastró a dos integrantes de su familia, a quienes afortunadamente logró rescatar de las garras de esa enfermedad.
—Soy casada, tengo tres hijos, uno de 30 años, otro de 25 y el más chico de 20. Soy ex jugadora, llevo dos años y cuatro meses sin jugar y cuando me di cuenta que con el vicio del juego comencé a involucrar a mi propia familia y cómo se empezaban a volver adictos, fue cuando dije hasta aquí; mi esposo e hijo mayor me seguían.
“Comencé a jugar en el 2002, todo inició con un cartoncito de 10 pesos, raspé y me gané mil pesos. Me sentí emocionada y dije de aquí soy.
“Poco a poco me fui adentrando al mundo del juego y de la ludopatía, a diario iba a los casinos, en específico a una que se llama Caliente; fue el primer casino que abrió aquí en Mérida, e incluso viajé a Las Vegas para jugar y estuve dentro de un casino casi tres días sin dormir, internada en ese lugar.
“En Las Vegas los casinos cuentan con un sistema de ventilación y aire que contiene un compuesto que evita que te duermas; estuve encerrada ahí tres días, perdí la noción del tiempo, relató aquella mujer, antes de la reunión del grupo de autoyuda Jugadores Anónimos.
—Mi primera vez en un casino fui invitada por unos amigos, a diario empecé a acudir; recuerdo que salía de trabajar y de allá me iba y los días que no trabajaba me escapaba por la mañana.
Entraba al casino a las cuatro de la tarde y salía a las seis de la mañana.
Un día en la casa mi esposo descubrió que jugaba, tuvimos una seria discusión y conflicto; sin embargo, al día siguiente lo invité a que fuera conmigo a jugar.
Fue a partir de eso cuando comencé a arrastrar a mi propia familia al mundo del juego, un mundo del cual es difícil salir si no decides tú mismo dar el primer paso.
Poco a poco ellos fueron involucrando más y al darme cuenta de lo que estaba sucediendo, puse un hasta aquí.
Estaba tan inmersa en el mundo del juego que trabajaba para jugar, mis quincenas en eso se iban, a veces salía del casino sin un solo peso.
Ni para la gasolina me quedaba a veces, y me tenía que regresar a mi casa caminando, dejaba el auto estacionado en el casino
Había ocasiones que hasta todo mi aguinaldo se iba en el juego, y cuando perdía salía de ese lugar con una depresión enorme y sentido de culpa; sin embargo quería regresar para jugar y ganar lo que había perdido, añadió.
—“Fueron ocho años de infierno, me llegué a endeudar enormemente, debía dinero a muchos agiotistas, no me podía controlar.
“Siempre iba con amigos al casino, con matrimonios, me ha tocado incluso ver casos de personas que se suicidan por la falta de dinero para jugar, entran en un estado de depresión y de angustia, no buscan la salida, la única que encuentran es la muerte, por eso el juego es una enfermedad lenta, progresiva y mortal”
Al dar el primer paso para dejar de jugar fue en un grupo de Jugadores Anónimos, seguí los 12 pasos, esos pasos me ayudaron a reencontrar mi vida.
—Cuando salía del casino en la madrugada, caminando rumbo a mi casa, decía, ya nunca más vuelvo aquí; sin embargo, al día siguiente retornaba y ahí estaba de nuevo.
Agradezco al Centro de Integración Juvenil y a Víctor Roa el apoyo, la ayuda, era una jugadora compulsiva y me ayudaron a dejarlo.
Logré sacar a mi esposo y a mi hijo de las garras del juego; hoy llevo dos años y 4 meses sin jugar.
Sin embargo, no todos han podido, es necesario dar el primer paso y acudir a un grupo de autoayuda, solo uno no puede.
La entrevistada añadió que ha logrado mantenerse alejada del juego gracias al apoyo mutuo que hay en Jugadores Anónimos, que sesiona todos los días en la calle 28 por 13 de la colonia México.
Hemos visto un grave incremento de menores y amas de casa que son ludópatas, muchos niños en las máquinas tragamonedas gastan el dinero de su lunch, así como amas de casa que se gastan el “diario” que les da su esposo.
El incremento de menores ludópatas es grave, se ve a diario en las calles y en las maquinas tragamonedas, los casinos, están repletos día, tarde y noche, no cierran, trabajan las 24 horas.
Las personas que no juegan, mejor ni lo hagan y quienes están inmersos en esta enfermedad es tiempo de ponerle un hasta aquí, pues nunca es tarde.El enfermo ludópata es rechazado hasta por su propia familia, suelen quedarse solos y sin nada y muchas veces su final es la muerte.
A todos los que quieran dejar de jugar acérquense a Jugadores Anónimos, concluyó la entrevistada quien por razones obvias pidió el anonimato.