4 de febrero de 2013

VECINO VIGILANTE YUCATAN.- “Minicasinos” en mercados y tiendas también tienen demanda


El gusto por el juego, que ya estaba muy extendido en Yucatán con la “bolita” y la lotería, ha encontrado una nueva variante no sólo en los lujosos casinos del Norte de la ciudad, que se han convertido en fábricas de ludópatas, sino también en los minicasinos de los mercados y tiendas del centro y las colonias, a los que acude mucha gente del pueblo, ya sea para divertirse un poco, o para tratar de completar el reducido gasto familiar.


Es el caso, por ejemplo, de doña Carmita Pech, de 68 años, quien dice que desde hace tres años apuesta en las maquinitas “para ganar dinero o para perderlo, para distraernos un poco de vez en cuando”. También dice que juega porque tiene el dinero para jugar, “si no, aunque quieras jugar no puedes”.
Ella viene a Mérida desde Umán para trabajar como empleada doméstica en una casa del norte de la ciudad, para lo que normalmente toma un camión de Circuito Colonias con el que no necesita pasar por el centro histórico, pero los jueves llega directo al centro para jugar un rato en un minicasino que se encuentra casi en la esquina de las calles 69 por 56, donde se para frente a una maquinita que se llama “Tarzán”, en la que va metiendo sus monedas. Dice que apuesta sólo 30 pesos. Si gana, sigue apostando, pero si pierde, se va. Ha llegado a ganar 200 pesos por 2 pesos, pero también ha perdido muchas veces.

Vendedor de dulces y jugador

Otro jugador, don Álvaro Can Ek, de 62 años, quien es vendedor de dulces, dice que apuesta en la máquina “All Plan” desde hace un año. Cuando va a jugar, pone su exhibidor de dulces, una especie de cajón de madera, arriba de la maquinita y empieza a echarle monedas y a apretar botones. Cuando se le gastan las monedas, cambia un billete y sigue jugando. De pronto gana y recoge 40 pesos en monedas.

Cinco años de jugador 

En el mismo minicasino encontramos al joven Saúl Chan, de 15 años y estudiante del Cebeta. Dice que juega un día a la semana 30 pesos, y lo hace desde hace cinco años, pero sólo en las máquinas “Multijuegos” y “Tarzán”. Acostumbra apostar 5 pesos “y a veces, no siempre, me sale 20 ó 40 pesos”. Dice que no le preocupa enviciarse con estos juegos, “porque una vez que veo que gané algo, dejo de jugar”.
Sobre el origen del dinero que apuesta, comenta que es producto de su trabajo de sábados y domingos como vendedor de jugos en los tianguis, donde gana 150 pesos por día. No le preocupa convertirse en ludópata porque además es deportista y lleva 3 años practicando karate, disciplina en la que ya tiene la cinta amarilla.
Hay un aspecto del juego que mencionamos arriba, pero vale la pena recalcar: detrás del entretenimiento que proporcionan las maquinitas, estos minicasinos de las zonas populares son visitados por muchas señoras con la ilusión de completar el gasto, porque sus esposos ganan poco o porque son mujeres solas al frente de una familia.