22 de septiembre de 2012

VECINO VIGILANTE YUCATAN INFORMA: Debemos acabar con el trafico de animales con fines lucrativos

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El comercio ilegal de especies animales y plantas en peligro de extinción es un hecho preocupante desde el punto de vista científico, por la pérdida de riqueza natural que supone, ya que no sólo significa la extinción de miles de especies, sino que además se está produciendo a un ritmo sin precedentes en la historia.

Los daños que causa esta práctica son irreparables, ya que la desaparición de una especie afecta a todas las que le rodean. Esta pérdida también tiene efectos negativos sobre la cadena alimenticia y la relación de vida establecida durante millones de años de evolución. Por último, el tráfico ilegal de animales incide negativamente sobre la economía de los países subdesarrollados del Tercer Mundo, ya que cada día dependen más de los recursos de la fauna y flora salvajes para su alimentación y subsistencia.

La afición del hombre a tener aves enjauladas y el comercio internacional que se dedica a abastecer esta demanda son algunas de las principales causas de que algunas especies de loros hayan desaparecido o se encuentren en peligro de extinción. Por ejemplo el guacamayo de Spix, probablemente ya se ha extinguido y el guacamayo índigo a pesar de haber quedado reducida su población a unos 70 ejemplares, sigue siendo perseguido por los cazadores furtivos, tentados por la penuria de sus recursos económicos y altos precios que estas aves alcanzan en el mercado. Incluso en aras de la investigación se han masacrado numerosas especies. Un caso emblemático es el del macaco rhesus del SE de Asia.

Durante años, los laboratorios occidentales han importado decenas de miles de ejemplares de esta especie para la investigación del factor RH de la sangre y la investigación patológica. Este uso comercial poco controlado y nada riguroso ha llevado a una especie abundante hace unos años a una grave recesión en sus hábitas naturales de Tailandia, Vietnam, Laos, Camboya y Malasia. Son muchas las especies de animales que son objeto de una intensa caza por el valor de su piel.

Uno de éstos son los cocodrilos. Estos saurios de boca dentada y sólida coraza causan más miedo que mal. Los accidentes son localizados y siempre provocados por imprudencias. Su destrucción metódica es un fenómeno reciente provocado por la moda de los artículos de piel de cocodrilo.

Los altos precios y la demanda creciente han empujado a innumerables cazadores y aventureros tras ellos, provistos con armas modernas y organizando redes de caza. Más tarde se recurrió a la caza nocturna con barcos proyectores. Este sistema era tan eficaz que casi siempre se mataban mas animales en una noche que los que al día siguiente se podían desollar, y los excedentes acababan pudriéndose. En menos de diez años, la matanza despobló vastas regiones y diezmó los cocodrilos de todas las especies, incidiendo en el alza de los precios y en la extensión de las operaciones de caza a los lugares más apartados, siendo, incluso, asaltados los parques nacionales por los cazadores furtivos.

En Florida, por ejemplo, donde el aligator del Mississipi, goza de protección legal, se sabe que es perseguido por más de un millar de cazadores furtivos, que no dudan en adentrarse de noche en el parque nacional Everglades.

De las 21 especies de cocodrilos, 12 figuran actualmente, en el Libro Rojo de la UINC, lo cual significa que nada menos que doce especies están en peligro de extinción. Lo mismo cabe decir de otras especies animales que tienen interés comercial, por ejemplo el elefante por sus colmillos, y vegetales, como la pervinca, planta de Madagascar que se utiliza para la preparación de fármacos oncológicos.