19 de julio de 2012

Dejar de Fumar




Trabas, resistencias, pretextos y autoengaños: a cualquier cosa es capaz de recurrir una persona cuando alega que no puede dejar el cigarrillo. “El fumador es ambivalente: una parte racional de su ser quiere dejar de fumar, pero la otra teme afrontar el fracaso”, dice la la psicoterapeuta argentina Susana Reznik, autora del libro El placer de no fumar nunca más y creadora del Método Aire Libre. “No debería intentarlo por su cuenta, ya que el tabaquismo es una adicción y salir de ella requiere, en la mayoría de los casos, ayuda externa”.

En efecto, el apoyo médico, psicológico y familiar es fundamental para ayudar al fumador a enfrentar el miedo y el sufrimiento que causa la abstinencia. “Una persona de 50 años que fuma desde los 15 tiene el cigarrillo incorporado a su identidad”, señala Reznik. “Lo ha hecho todo fumando siempre”.

A continuación, el doctor Daniel Buljubasich, presidente de la Asociación Argentina de Tabacología (AsAT), enumera y contraargumenta las excusas más comunes a las que se aferran los fumadores y que hacen que el 31 de mayo, Día Mundial sin Tabaco, aún no sea un día libre de humo al ciento por ciento.

1.“Lo intenté muchas veces, pero no pude”. Es frecuente que los intentos se hagan sin ningún tipo de ayuda. Hay que hacerlo con el apoyo de un profesional, y saber que suelen requerirse varios intentos antes de lograr vencer el hábito.

2.“Éste no es mi mejor momento; tengo muchos problemas”. No puede haber un momento ideal. Sin duda alguna, el mejor momento es hoy. Está comprobado que intentar dejar de fumar durante un periodo de estrés vale la pena, ya que puede aumentar la autoestima y mejorar la situación de la persona.

3.“Voy a subir de peso”. No por fuerza se produce ese efecto.
Es normal que ocurra un pequeño aumento de peso, pero puede controlarse con ejercicio físico.