Investigadores suecos afirman que los humanos somos capaces de oler la enfermedad. Los resultados de un estudio conducido por científicos del Instituto Karolinska sugieren que podemos detectar un aroma específico en el sudor de quienes tienen un sistema inmunológico altamente activo en respuesta a una infección.
Durante el estudio, ocho voluntarios fueron inyectados ya sea con lipopolisacárido, una toxina bacteriana que produce una fuerte respuesta inmunológica, o con una inofensiva solución salina. Cuatro horas después, los investigadores recolectaron las camisetas sudadas de los partícipes y colocaron la tela correspondiente a las axilas en frascos.
Posteriormente, pidieron a 40 estudiantes universitarios oler las muestras y clasificarlas en base a la intensidad y desagrado del olor así como determinar cuáles parecían menos saludables. Los estudiantes calificaron las camisetas impregnadas con el sudor de quienes habían recibido la toxina como más apestosas e insalubres.
Los científicos encontraron que las muestras que recibieron las calificadas más negativas correspondían con las personas que presentaban mayor respuesta inmune. Concluyen que los humanos tenemos la habilidad de percibir la enfermedad, lo que podría servir el propósito de proteger a los individuos sanos de las infecciones. No obstante, aún deben comprobar si los resultados de su experimento se repiten fuera del laboratorio y con personas infectadas con otras sustancias.
Durante el estudio, ocho voluntarios fueron inyectados ya sea con lipopolisacárido, una toxina bacteriana que produce una fuerte respuesta inmunológica, o con una inofensiva solución salina. Cuatro horas después, los investigadores recolectaron las camisetas sudadas de los partícipes y colocaron la tela correspondiente a las axilas en frascos.
Posteriormente, pidieron a 40 estudiantes universitarios oler las muestras y clasificarlas en base a la intensidad y desagrado del olor así como determinar cuáles parecían menos saludables. Los estudiantes calificaron las camisetas impregnadas con el sudor de quienes habían recibido la toxina como más apestosas e insalubres.
Los científicos encontraron que las muestras que recibieron las calificadas más negativas correspondían con las personas que presentaban mayor respuesta inmune. Concluyen que los humanos tenemos la habilidad de percibir la enfermedad, lo que podría servir el propósito de proteger a los individuos sanos de las infecciones. No obstante, aún deben comprobar si los resultados de su experimento se repiten fuera del laboratorio y con personas infectadas con otras sustancias.
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