11 de julio de 2012

La herramienta adecuada para el trabajo indicado: reivindicando la bicicleta urbana

Hay un montón de tipos de bicicletas en el mercado, de montaña, de ruta, triatlón, de pista, las nuevas 29r, bmx… Cada una de ellas está pensada para servir a un propósito específico. Las BMX están pensadas para hacer trucos y por lo tanto resistir una buena cantidad de golpes en su vida útil. Las de ruta están pensadas para sacar lo mejor de tu desempeño físico en largos viajes y, como en la mayoría de las bicicletas pensadas con fines deportivos, el peso es un tema relevante, porque a quienes se ganan la vida compitiendo, 3 milisegundos puede significar la diferencia entre primer y segundo lugar. Cada gramo menos en la bici cuenta y también cuesta, haciendo de estas máquinas objetos bastante caros.


Más bicis en la calle, da lo mismo del modelo que sean, es una bueno para todos. Pero hay que tener en cuenta que, así como es posible sacar una tuerca con un alicates o borrar con una miga de pan lo que has escrito con lápiz grafito, es posible moverse en la ciudad con una MTB o una bici de ruta, pero hace años que la llave francesa (punta corona) y la goma de borrar fueron creadas para cumplir su propósito y lo mismo es con las bicis. Utilizar la herramienta adecuada para el propósito indicado hará que las cosas sean mucho más cómodas y sencillas.

En algún momento de la historia, me atrevería a aventurar que fue justo cuando se produce el boom del automóvil gracias a la aparición del crédito y otros instrumentos de financiamiento en cuotas, la bicicleta comienza a ser olvidada y relegada en un segundo y tercer plano. La industria de las bicis sobrevive gracias al giro exclusivamente deportivo y la oferta del mercado se concentra casi exclusivamente en bicicletas diseñadas con propósitos competitivos. La bici cae al estatus de juguete o en los mejores casos, como aparato para andar por ahí usando en el tiempo libre. Gracias al márketing terminamos mirando con buenos ojos (culturalmente hablando) las bicis de “media pista” o ruta, BMX y más masivamente a fines de los 80 y durante la década del 90, las bicicletas de montaña.

A las bicis pensadas para la ciudad, las de tapabarros, parrilla, canasto y cubre cadena, esas en las que uno pedalea erguido y cómodamente sentado teniendo un campo visual amplio para contemplar el entorno, la calificamos como “bicicletas de paseo”, teñida incluso como la bici de los ñoños, la que se ocupa para andar por ahí dando vueltas totalmente fuera de la onda adrenalínica de los trucos, la velocidad, los saltos, el barro ganado cual trofeo en los cerros o el sudor premio del esfuerzo en las carreras. Con esto el público que pensó en bicicletas se redujo básicamente a aquellos que gustan del deporte. El resto sacó la bici de su cabeza y se subió al auto.

“Bici de paseo”, que descripción más injusta para una bicicleta que está diseñada para nuestras actividades cotidianas, para nuestro transporte en la ciudad (y el campo), esa que nos permite y resiste transportar amigos, novias, hijos, cargar compras en la parrilla, subirnos y montarla sin preocuparnos de tomar resguardos especiales para evitar las manchas con la cadena, esa noble bici que gracias a sus tapabarros, nos permite movernos bajo cualquier situación sin que andemos recogiendo el barro, el aceite y el agua del asfalto, para llevarlo directamente a nuestra vestimenta.


Hoy el uso de la bicicleta está en plan de reconquista de las ciudades, las que no dan más de contaminación, pérdida te tiempo en tacos, ruido, muertes por siniestros de tránsito, mala onda y agresividad a causa del estrés y el individualismo que la cultura del auto genera. La mal llamada bici de paseo, que a partir de ahora reconquista su nombre original “La bicicleta Urbana“, es la más cercana a todos los ciudadanos y la más versátil, ya que está diseñada especialmente para el día a día. En ella nos movemos a nuestros destinos al mismo tiempo que hacemos de ese viaje utilitario, un paseo. También la podemos ocupar exclusivamente para pasear y por qué no, para recorrer grandes distancias a un ritmo natural, sin competencia.

Más bicis en la ciudad y más gente pedaleando en sus viajes cotidianos es algo muy bueno, y para eso no importa mucho el tipo de bici que elijamos o tengamos a mano. A raíz de la casi absoluta orientación de la industria y el comercio de bicicletas hacia el ámbito deportivo y competitivo, las bicis usadas para transporte en la ciudad son hoy, predominantemente bicicletas deportivas con adaptaciones casi forzadas para hacerlas más urbanas, de manera que presten un servicio más utilitario. Tuvimos que adaptar nuestras máquinas, a veces de forma muy creativa y artesanal (ahí destaca el clásico “Huaso Style”), para lograr posiciones de conducción más cómodas (las bicis deportivas demandan una postura inclinada), colocar tapabarros, colocar pinzas y cintas en nuestros pantalones para evitar las manchas… y así una serie de “parches” para que esa bici nueva que compramos preste servicio completo a nuestra cotidianidad.


Describir la bici urbana como “bici de paseo” es una disminución semántica del poder y potencial que tiene la bici urbana. Si bien cada viaje en bici es un evento lleno de disfrute, hablando en el contexto del transporte urbano (no me refiero a la recreación ni el tiempo libre) la razón de nuestro pedaleo radica en que tenemos una actividad que desarrollar en un lugar diferente al cual nos encontramos. Parte de esta “disminución” a la bici urbana y el “gran prestigio” de las bicis deportivas, se puede ver en las conversaciones cliente-vendedor en las tiendas de bicis. Usualmente ante la pregunta “Qué bicicleta está buscando”, contestan: “Una de paseo, si es para usarla aquí en la ciudad nomás”. Usarla en la ciudad en los traslados cotidianos, que razón más poderosa!, la que deberíamos asimilarla con la relevancia que tiene. “Sr. necesito una bici para moverme en la ciudad, necesito que sea cómoda, que me resguarde de las manchas y que me permita llevar mis cosas y compras”. Esa es la bici urbana y para ese propósito fue diseñada. Por lo que ahora, las cosas por su nombre, ya no más bici de paseo, hablemos con propiedad de la bicicleta urbana (o bicicleta de ciudad).

El mercado, los importadores y las tiendas, mucho pueden hacer para masificar y promover el uso masivo de la bici en nuestro quehacer cotidiano.
Muévete en bici hoy, será un buen día.