10 de octubre de 2012

VECINO VIGILANTE YUCATAN: YA PROBASTE LOS CHAPULINES..???


10 Octubre 2012.- Cecilio Nicolás Maciel, sus dos hijos y 7 sobrinos venden desde hace 15 días chapulines preparados con chilito y limón, así como cacahuates y pepitas.

“Son chapulines, joven; se sirven con chilito y limón; la medida vale 20, pero le puedo vender 15 ó 10 pesos; pruébelo ¿Le preparo unos?”, dijo Maciel a un joven que se detuvo a ver los chapulines.

Desde hace 15 días, Maciel y sus muchachos venden en 14 cubetas los chapulines, cacahuates, así como pepitas y con paciencia, responden a la curiosidad de los peatones que los rodean en el centro de Mérida todos los días.

“Mucha gente no compra botana en la calle porque dicen que les cae polvo, que está contaminado y por eso muchos venden en bolsitas, pero nosotros lo hacemos diferente: nosotros preparamos la cubeta, se pone esta tabla casi a la mitad de la cubeta y ahí se pone el chapulín, lo rodeamos con limones verdes, no amarillos, porque con los verdes se ve elegante la cubeta, le subimos la jareta y cubrimos la mitad con este nylon (plástico adherente); así se protege el chapulín y le da vista, y de uno de los lados colgamos el exprimidor y los limones amarillos que son los que usamos para los preparados”, relató Maciel, originario de Tlaxcala.

Durante la entrevista, Maciel no dejó de trabajar: a bordo del camión en el que transportan sus cajas, cubetas, chapulines, pepitas, cacahuates y todos los insumos, le fue pasando a cada hijo y sobrino sus dos cubetas, para que las fueran preparando, una con chapulines y otra con cacahuates y pepitas.

“El chapulín es una plaga, nosotros somos de Tlaxcala, casi con Puebla, allá desde julio ya hasta diciembre hay una plaga de chapulines, se llena todo de chapulines en los plantíos de alfalfa, cebada, la milpa; come todo desde julio y hasta diciembre que empieza la helada.

“Cuando vienen las lluvias, los huevos que dejaron antes de la helada se activan y otra vez comienza la plaga; es un problema, pero desde hace muchos, muchos años, la plaga se controla capturando los chapulines”, dijo.

Relató que incluso esta plaga de chapulines, del tamaño de una tercera parte del dedo índice, es la que abastece a la gastronomía de Oaxaca, donde es tradición el consumo de chapulines condimentados.

Cuando es temporada de la plaga, la población en Tlaxcala y Puebla adapta los costales con aros y en la madrugada y en el atardecer capturan los chapulines; se trata de insectos parecidos a la langosta, pero más pequeños.

“El chapulín salta, y en las tardes se juntan en las orillas de los cultivos; ése es el momento de capturarlos; se reproducen muy rápido. Se agarran en la tarde y se quedan toda la noche en los costales; al día siguiente, casi al mediodía, se lavan muy bien; ya casi todos están muertos, se ahogan, y se ponen hervir en botes grandes con un litro de limón. Hierve un tiempo y le echamos sal, esto los conserva”, dijo.

En un ayate, que tiene un aspecto al material con el que se hace el sabucán, se secan y cuando está totalmente seco se colocan en bolsas y cajas y así pueden durar meses.

“Éstos que tenemos acá son de hace 1 semana que lo abrimos, pero lo trajimos desde hace poco más de 15 días; la sal es lo que lo conserva muy bien”, dijo.

Maciel es comerciante desde hace más de 25 años, y comenzó a vender los chapulines en Tlaxcala, luego en Puebla, pero la sobreoferta de chapulines no permitía mucho margen de ganancia, así que decidió viajar: se va un mes de ciudad en ciudad y regresa a preparar chapulines y emprender de nuevo su peregrinar.

“Hace tiempo, un compadre que vino a Mérida, me dijo que acá no había chapulín y decidí venir hace como un mes; traje unas cubetitas y vi que se vendía bien, así que regresamos y desde hace 15 días estamos vendiendo; calculo que llevamos como 20 kilos vendidos de chapulín; a la gente le ha gustado y me voy a ir pronto por más, para estar acá hasta diciembre o enero”, dijo.

Maciel y sus muchachos han estado en Jalapa, Veracruz y Villahermosa, Tabasco, donde ya son conocidos por los ciudadanos.

De los lugares que han visitado, dijo que en Mérida es donde menos problema han enfrentado con los demás vendedores e incluso tienen permiso del Ayuntamiento, sólo se les pide que no estén parados en un solo lugar.

“A la gente le da curiosidad y se junta para ver; las que más preguntan son las mujeres y son las que más prueban; hay quien dice que está caro a 20 la medida, pero esto es fresco, lo preparamos nosotros, está cuidado y pues todo cuesta; en Villahermosa es donde hemos tenido más venta, pero parece que en Mérida nos va a ir bien, hay muy buena respuesta de la gente”, comentó.

Señaló que ciudadanos comparan al chapulín con la cucaracha, las avispas y dicen que su sabor es como de pescado o marisco.
Maciel renta un espacio en Villas de Oriente en Mérida y todos los días entre 10:30 y 11:00 de la mañana llega al parque de San Juan para preparar las cubetas y entre 12 y 13:00 empieza a vender en las calles del centro.

Si la lluvia no cae, a las 8 de la noche se vuelve a reunir en San Juan con sus hijos y sobrinos y regresan con la mitad o menos de lo que prepararon en las cubetas.

“Para que sea negocio debemos vender más de un mes, porque en el primer mes sale para los gastos, gasolina, casetas, todo lo que se requiere; por eso voy a regresar con más producto, porque ahorita es pura inversión, luego viene la ganancia”.

“¿Al calor? Sí pega unos días, pero estamos acostumbrados; mis muchachos están aprendiendo mucho con la venta en diferentes lugares”, concluyó.