1 de octubre de 2012

VECINO VIGILANTE YUCATAN INFORMA: Dia internacional del Adulto Mayor


Mérida, Yuc 01.Ostubre 2012.- El 28 por ciento de los adultos mayores no son derechohabientes de alguna institución de salud, viven en condiciones de pobreza, padecen enfermedades y violencia a nivel nacional, según un informe del INEGI.

En el marco del Día internacional del adulto mayor, que se conmemora hoy, se indicó que en Yucatán el 10.3 por ciento de la población total son adultos mayores de 60 años; esto significa que habitan aquí 202 mil 979 ciudadanos, de los cuales el 47.5 por ciento son hombres.

“Muchas veces la falta de atención adecuada, la poca accesibilidad y calidad en la atención hace que se busquen otras instituciones de salud, como las privadas, favoreciendo el empobrecimiento de la población por razón de salud. O bien, la población se deja de atender bajo el argumento de que “la enfermedad es normal para su edad” y no es curable”, explica el estudio del Instituto.

Agrega que un servicio de salud que no es otorgado, repercute en una enfermedad agravada y que cuesta más al erario público, ya que son enfermedades potencialmente prevenibles.

En México, la mitad del presupuesto de las instituciones públicas de salud se destina a la atención de enfermedades crónicas.

En los hogares la historia es similar, ya que se realiza un gasto mayor en cuidados de la salud en aquellos donde reside un adulto mayor.

Ante este panorama, la inversión en infraestructura y recursos humanos especializados para la atención de la salud en la vejez debe ser tomada en cuenta para reducir la frecuencia de enfermedades crónicas en la población mexicana.

De acuerdo con la medición de pobreza realizada por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en 2010 se estimó que 5.2 millones de adultos de 60 y más años se encontraban en situación de vulnerabilidad respecto a algún factor de pobreza, lo que equivale al 46.7 por ciento.

Tres millones son vulnerables por carencia social, es decir, son parte de la población que presenta una o más carencias sociales, pero cuyo ingreso es superior a la línea de bienestar.

Además hay rezago educativo, carencias por acceso a la alimentación, y sus ingresos son inferiores a las necesidades.

“Según la intensidad y profundidad de la pobreza, el Coneval estimó que en 2010, 11.3 por ciento de los adultos de 60 años y más se encuentra en pobreza multidimensional extrema, es decir, 1.3 millones de adultos mayores pertenecen a hogares que aun al hacer uso de todo su ingreso en la compra de alimentos, no puede adquirir lo indispensable para tener una nutrición adecuada y presentan al menos tres carencias sociales de las seis incluidas en el cálculo del Índice de privación social”, destaca.

Otro efecto en el adulto mayor son sus problemas de salud; la discapacidad es un problema de salud pública en el futuro, porque la población está envejeciendo y el riesgo de adquirir alguna discapacidad se incrementa.

A nivel nacional, del total de población de 60 a 84 años, 24 por ciento tiene discapacidad, mientras que entre la población de 85 años y más el porcentaje se incrementa significativamente, de modo que tres de cada cinco personas de este grupo de edad registra esta condición.

Entre las dificultades más frecuentes están la movilidad, visión y limitación para escuchar. Las mujeres superan a la población masculina en las dificultades para caminar o moverse (74.5% contra 67.5%, respectivamente) y, en atender el cuidado personal (7.1% contra 5.5 por ciento).

De acuerdo con el Inegi, el envejecimiento es un proceso que marca la pérdida gradual en las capacidades motrices y cognoscitivas de la persona y en función de estas pérdidas es que se estructuran diversas etapas de desarrollo de la vejez, a saber: prevejez, de 60 a 64 años; vejez funcional, de 65 a 74; vejez plena, de 75 a 79 años y vejez avanzada, de 80 y más. En cada una de ellas se manifiesta una dependencia que gradualmente es mayor y obliga a asumir distintos estilos de vida.

La mayor sobrevivencia femenina provoca que el número de mujeres en etapas de vejez más avanzada supere al de los hombres; datos censales de 2010 indican que en la etapa de prevejez (60-64 años) hay 90 hombres por cada cien mujeres, pero disminuye a 77 en la etapa de vejez avanzada (80 años y más).
La violencia es otro de los temas a tomar en cuenta en el adulto mayor.

“Se ha demostrado que las mujeres de cualquier edad están expuestas a ser violentadas, pero en el caso de las que se encuentran en una etapa senil, su situación se hace más vulnerable debido a la disminución de sus capacidades físicas, por padecer enfermedades crónicas, tener bajo poder adquisitivo (por haber sido “amas de casa”), quedar viudas o solas o por tener que vivir con sus hijos.
“En este contexto, se tiene que 17.9 por ciento de las adultas mayores declararon haber padecido agresiones por parte de otros familiares distintos a su pareja o ex pareja, en estos casos los principales agresores resultan ser los hijos, esto probablemente debido a que son quienes generalmente están a cargo de su cuidado”.

El maltrato emocional es la forma de violencia más común por parte de familiares, con dejarles de hablar, abandonándolas o dejándolas solas, a través de gritos, insultos u ofensas, entre otras.

La esperanza de vida es nuestro país es cada vez mayor.

En 1930 la esperanza de vida de los mexicanos era de 34 años, ahora es de 75.6 años, esto se refleja en que la población se mantiene hoy ocupada, aun cuando son mayores de 60 años.

“Hay adultos mayores que aún se insertan en el mercado laboral por una decisión voluntaria asociada con el deseo de seguir realizándose como persona, en tanto que otros, están sujetos a la necesidad de un ingreso suficiente, ya sea por falta de prestaciones sociales o porque los montos en las jubilaciones y pensiones son reducidas”.

Datos del Inegi indican que 98 por ciento de la población económicamente activa de 60 años y más se encuentra ocupada.

A diferencia de otros grupos de edad, la población ocupada de 60 años y más se caracteriza por trabajar de manera independiente, sólo cuatro de cada diez trabaja de manera subordinada y remunerada.