21 de julio de 2012

Shrek, la oveja rebelde y el “mulesing”


Shrek, el ovino que se hizo mundialmente conocido por permanecer seis años escondido para no ser trasquilado. Con él, muchos se interesaron en el proceso de obtención de la lana y conocieron una técnica de mutilación llamada “mulesing”, fuertemente criticada hasta hoy.
Cuando la encontraron el año 2004, era una enorme pelota de algodón pomposa y color gris que apenas asomaba su hocico entre toda esa masa lanuda. Cómo no, si su lana llegó a pesar 27 kilos, una carga suficiente para confeccionar trajes a 20 hombres. Rebelde y astuta como pocas de su especie, Shrek logró lo que ninguna de sus otras compañeras: esconderse por seis años para que nadie le tocara literalmente un pelo. Luego de que la hallaran oculta en una cueva de Nueva Zelanda, fue trasquilada en vivo en un programa de televisión. Desde entonces Shrek no sólo se sacó un gran peso de encima, también comenzó una carrera mediática ascendente que la llevó incluso a aparecer en libros infantiles, ayudando a recolectar miles de dólares en fondos para escuelas y otras obras de caridad.

Shrek logró esconderse por seis años para que nadie le tocara literalmente un pelo.
Shrek enterneció a millones de personas e hizo que por primera vez muchos se interesaran por el trasquilado de ovinos y descubrieran, con sorpresa, que en numerosas ocasiones no era sólo llegar y cortar su pelaje lanoso: varios ganaderos aplicaban una técnica de mutilación llamada “mulesing” para evitar infecciones.
El método -especialmente utilizado en Australia- consiste en cercenar, sin anestesia, pedazos de carne en la zona que rodea al ano para evitar una enfermedad conocida como “miasis”, producida por la excesiva cantidad de arrugas existentes en la piel de las ovejas. Esas rugosidades producen sudoración, lo que sumado a la humedad causada por la orina y la contaminación de las heces, hace que sea un ambiente especialmente apto para que las moscas depositen sus huevos entre los dobleces de su piel y se aprovechen de la carne del animal.
El “mulesing” permite crear un área de piel estirada, debido a que las cicatrices que deja no tienen arrugas para sostener la humedad, lo que lo hace poco atractivo para las moscas. El problema es que es un método evidentemente doloroso, similar al producido por una castración, pero de un proceso mucho más largo.
Debido a esto, en 2006 PETA lanzó una campaña de boicot internacional especialmente enfocado a Benetton con el objetivo de que la famosa marca de ropa italiana dejara de vender prendas fabricadas con lana australiana. Pero, pese a ser apoyado por importantes empresas como Abercrombie & Fitch de Estados Unidos y New Look de Reino Unido, no hubo cambios significativos y la campaña sigue vigente hasta hoy.
Durante todo este tiempo, la principal justificación para quienes continúan usando la técnica ha sido que es la forma más barata de combatir la enfermedad. Sin embargo, existen otras tres alternativas para evitarla, aunque al menos las dos primeras también son cuestionables:
1. Clips. Dan un resultado parecido al del “mulesing”, pero sin una herida abierta y con perceptiblemente menos dolor. Lo que hacen es prevenir el flujo de la sangre a la piel mediante la presión de clips, por lo que luego de un par de semanas aparece un área pelada alrededor del trasero y cola del cordero.
2. Inyecciones. Existe una inyección que mata las células de la piel, dejando el sector con un moretón en una primera etapa y luego con una costra que con los días se cae, obteniendo una piel estirada y pelada alrededor del trasero.
3. Control de moscas. Esta opción podría ser una de las más sostenibles en el tiempo. Implica crear un mapa genético de los insectos como base para elaborar insecticidas o vacunas. Existe la posibilidad también de que se altere la genética de las moscas para que se vuelvan estériles y así no pongan sus larvas en la piel de los ovinos.
Gracias a que Shrek fue encontrada a una edad demasiado avanzada para ser vendida como carne, pudo envejecer tranquila. Murió a los 16 años, lo que equivale a unos 90 años humanos. Mientras, todos la recuerdan con cariño. “Después de todo, es la muerte de un kiwi (como se conoce informalmente a los neozelandeses) emblemático.