Se trata de un “Programa de sensibilización y educación vial para
menores”, dirigido exclusivamente a chicos y chicas menores de 18 años
involucrados en delitos contra la seguridad vial. Dentro de las medidas
correctoras no se conocía ningún programa que cubriera las necesidades
de este grupo. El colectivo de menores no es consciente del peligro real
de las acciones e imprudencias que cometen, ponen en peligro sus vidas y
las del resto de conductores y viandantes.
El programa, dinámico, con debates grupales y adaptado a las
características específicas del grupo, consta de doce horas presenciales
divididas en cinco unidades didácticas:
- Consecuencias de los accidentes de tráfico: para que conozcan que no sólo provocan daños físicos sino también daños emocionales y víctimas colaterales.
- El conductor joven como usuario de la vía: nos centramos en conductas muy habituales en este colectivo como la agresividad en la conducción y el exhibicionismo, así como la poca percepción del riesgo.
- La energía acumulada en los vehículos: se resalta la gran importancia del uso de los diferentes sistemas de seguridad como casco y cinturón.
- Hábitos de riesgo: se incide en las consecuencias que tiene el uso del alcohol, drogas, excesos de velocidad…
- El accidentado. El día después: contamos con la inestimable participación de un afectado, Juan Pedro Sanz, que pertenece a AESLEME (Asociación Española de Lesionados Medulares) que da a conocer el día a día de una persona en silla de ruedas, explicando todas las repercusiones en el entorno social y familiar que causan los accidentes de tráfico.
El primer curso, realizado el pasado mes de abril en la sede de la
Policía Local de Huesca, tuvo resultados muy positivos, con gran
implicación y respuesta activa por parte de los jóvenes asistentes. Nos
hemos sentido gratificados al ver que el mensaje calaba en los
receptores con el consiguiente beneficio tanto para ellos como para la
sociedad en general y esperamos que próximos cursos puedan favorecen
servir también de ayuda para otros jóvenes.
Aún siendo conscientes de que son varios los factores (entorno
social, familiar, económico y cultural) susceptibles de condicionar la
consolidación de nuevos valores acordes con el respeto a nuestra vida y
la vida de los demás, entendemos que este tipo de programas se deben
aplicar en el ámbito de las medidas correctoras ya que además de que
existe una evidente carencia de acciones eficientes para estos
colectivos, se caracteriza por tener un marcado carácter educacional y
social. De esta forma, estos jóvenes pueden conocer de primera mano las
consecuencias que sus actos pueden provocar. Con este tipo de
iniciativas altruistas se les tiende una mano, son conscientes de las
consecuencias y ellos interpretan que todavía tienen una oportunidad
para poder cambiar.