8 de septiembre de 2020

La suma de las decepciones


¿Cuántas veces has visto rodar por el suelo tu confianza en alguien? Personas que inexplicablemente, un día olvidan de golpe todo lo vivido y compartido, y te asestan una puñalada... son parte del camino.

No necesitas una tormenta en tu cabeza preguntándote “¿en qué fallé?” Hay gente que no necesita motivos; a veces su lado oscuro simplemente un día se impone y lo consume todo.

No existen garantías; un amigo no es como comprar una lavadora. Hay quienes de pronto no te hacen ni dicen nada. Solo se alejan de golpe y cortan todo contacto contigo. Y mandan al caño largos años de amistad. No te desgastes en perseguirlos ni conseguir un porqué. No eres el centro del universo; esta vida está llena de gente rara y maniática y eso no tiene que ver contigo.

Ni el amor ni la amistad se persiguen. Déjalos ir. Deséales el bien. Los lazos a veces no son para siempre; algunos vienen a enseñarte cosas. A pulir tu capacidad de dar sin interés, de seguir creyendo a pesar de las desdichas.

Y si miras en panorámica, los amigos legítimos siempre sumarán más a tu vida. Se quedan contigo a bajar las cortinas y a apagar las luces. Caminan una milla más para acompañarte. Siempre serán una vela encendida.

No dejes que las rarezas de unos cuantos opaquen tu capacidad de confiar. De darlo todo. Aprender en la vida a ser prudente, no aplica con los amigos; en ellos confías o no confías. No puedes amar a alguien y dormir con los zapatos puestos por si tienes que salir corriendo.

Si te rompen el corazón, recoges los pedazos y lo dejas sanar hasta que esté listo para entregarse de nuevo. La vida es así. Una amistad con reservas es como comerse un dulce con todo y papel. Así, un solo amigo que llega contigo al final del camino, será más importante que la suma de las decepciones.

Publicado en MILENIO.

Semillas de Conciencia. Editorial.

Lic. Gabriel Rubio. Cel. 833-127-81-69 Psicoterapeuta.

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