Transgénicos es el nombre común que se le da a los organismos modificados genéticamente. Los GMO (del inglés Genetically Modified Organism)
son aquellos cuyo material genético fue manipulado en un laboratorio,
donde ha sido diseñado o alterado deliberadamente con el fin de
otorgarle alguna característica específica.
Existen los microorganismos transgénicos, como las
bacterias muy útiles para la salud y la industria. Por ejemplo, personas
diabeticas insulino-dependiente son tratadas con insulina humana pura
producida por genes humanos introducidos en bacterias y se investiga en
organismos transgénicos que puedan producir sustancias dirigidas a
combatir el cáncer.
Animales transgénicos: Se los usa para estudiar los
genes y mejorar las reservas de alimento, como el ganado transgénico que
lleva copias adicionales de genes de la hormona del crecimiento, para
que crezcan más rápido y produzcan mejor carne que los animales comunes y
los pollos transgénicos que resisten las infecciones. Ya se han
desarrollado cerdos y ovejas transgénicos que producen proteínas humanas
en su leche, las cuales se pueden extraer o consumir directamente del
animal.
Plantas transgénicas: constituyen un elemento
importante en las reservas mundiales de alimentos. En el año 2000, la
mitad de la soja y un cuarto del maíz cultivado en Estados Unidos,
provenían del cultivo transgénico. Las plantas contienen genes que
producen un insecticida natural, no necesitan plaguicidas y a su vez
pueden resistir sustancias químicas que matan las malas hierbas.
Uno de los últimos desarrollos en alimentación transgenica es una
planta de arroz que contiene vitamina A y debido que el arroz es un
alimento fundamental para miles de millones de personas en todo el
mundo, podría mejorar la dieta y la salud de muchos.
En cuanto a la pregunta de si ¿Son buenos los transgénicos?,
es un tema muy controvesial, por una parte hay una descripción objetiva
de beneficios, pero como en todos los temas científicos hay detractores
que también exponen sus puntos de vista.
Los ecologistas están en contra de los transgénicos, entre otras
cosas porque sostienen que la progresiva implantación de semillas
transgénicas en la agricultura supone la desaparición de los cultivos
tradicionales, patrimonio común de la humanidad, con la sustitución por
otros controlados por unas pocas empresas multinacionales, quienes
manejan y dirigen el mercado mundial de alimentos.
Desde siempre la agricultura ha transformado los ecosistemas, el
hombre primitivo talaba árboles para crear áreas de cultivo, por
ejemplo. También es sabido la vida silvestre depende del paisaje
agrícola, los cultivos manipulados genéticamente toleran los herbicidas
que envenenan el medio y eliminan la vegetación que sirve de refugio y
de alimento a insectos, aves y multitud de especies silvestres en los
campos.
Se ha comprobado que los cultivos convencionales albergan mayor
número y variedad de flora y fauna que los cultivos resistentes a
herbicidas, con una reducción significativa de la población de abejas y
de mariposas en éstos últimos.
En cuanto a los suelos y las aguas, los herbicidas provocan cambios
en la comunidad microbiana, pudiendo inhibir la asimilación de fósforo
por las plantas e incrementar la vulnerabilidad a determinadas
enfermedades. La contaminación de las aguas por los herbicidas es letal
para muchas especies de anfibios.
En otro orden de cosas, los alimentos transgénicos proceden de
plantas a las que se ha incorporado genes extraños mediante ingeniería,
lo que puede provocar efectos imprevistos y suponer graves riesgos para
la salud, el medio ambiente y la seguridad alimentaria.
A modo de conclusión, se puede decir que la ciencia no es ni buena ni mala,
lo que si puede serlo son las aplicaciones de la ciencia que realizan
los hombres. Un cuchillo no es ni bueno ni malo, pero hay una intención
detrás en su uso, para cortar los alimentos o para herir a otro.
Los transgénicos no son ni buenos ni malos por si mismos,
son buenos o malos según la intención con la que se aplican. Un ejemplo
dañino del uso de transgénicos lo tendríamos, por ejemplo, en la
aplicación masiva de éstos en los cultivos haciendo peligrar la
biodiversidad.