¿Sirve de algo aprender a defenderse o es mejor cooperar con el agresor?
Definitivamente es importante aprender a defenderse, incluso para poder mantener la situación en control siendo una "buena víctima", es decir, evaluando la situación y poniendo en la balanza la mejor forma de evitar riesgos a no oponerse con el agresor de manera consciente.
¿Cuál es la mejor técnica o sistema de defensa personal?
La mejor técnica es la que se adapte mejor a tus necesidades, con ésto queremos decir que no hay un arte marcial, deporte de contacto o actividad de combate que sea catalogada como más recomendable o infalible. De hecho, hay actividades de este tipo que no están diseñadas para agresiones en la realidad. Lo que sí podemos mencionar, es que sea el que sea que elijas, sugerimos contenga entrenamiento no solo físico, sino más importante a nivel mental y emocional.
¿Puede uno protegerse de la violencia sin ser violento?
Definitivamente sí. El saber protegerse es no solo un derecho, sino que se ha convertido en una obligación. Estar alerta para prevenir y prepararme para responder asertivamente frente a algún tipo de agresión, son medidas de protección que no tienen que ser violentas para ser efectivas y que por el contrario, permiten a la gente ser más concientes de lo peligroso que es escalar o generar conflictos ante situaciones de estrés diario.
¿En qué problemas legales me puedo ver involucrado si me defiendo y lesiono al agresor?
La ley está sujeta a interpretaciones, por lo que en este tema no hay nada absoluto, pero apegado a derecho acorde al código penal correspondiente, la ley contempla las excluyentes del delito cuando una persona se defiende acorde al marco legal y sin haber provocado la agresión. No se trata de hacer justicia por propia mano, pero es importante conocer la legalidad que nos respalda ante los actos delictivos que pudiéramos sufrir.
¿Por qué, cuando llega el momento de alguna agresión, hago cosas o actúo diferente a lo que había planeado?
Normalmente esto se debe a la respuesta psico-fisiológica de nuestro cuerpo ante situaciones inesperadas, o que pueden ponernos en riesgo, ya que la información que puede procesar nuestro cerebro en calma, es diferente a lo que puede hacer bajo estrés; de ahí la importancia de un entrenamiento que incluya aspectos físicos, pero también mentales y emocionales.
Si ya sé defenderme, ¿qué puedo hacer cuando vengo acompañado?
En ocasiones nos toman por paranoicos a los que permanentemente estamos en alerta o previendo lo que pueda pasar, pero si no hay oportunidad de que las personas que me rodean están capacitadas (que sería el ideal), por lo menos puedo proponer como una charla común el "¿qué haríamos si...?". De esta forma aunque sea de manera simple, esa persona puede tener una vaga idea de qué hacer, para dónde correr o a quién avisar.
¿Cómo puedo instruir a mis hijos de tal forma que puedan defenderse?
Sin importar la edad (desde niños hasta adultos mayores), es básico hacer conciencia de la importancia en la prevención. Los procedimientos básicos bien aprendidos pueden ser la diferencia entre hacer algo o no saber qué hacer. A los niños se les enseña con juegos, y un buen juego puede ser aprender los procedimientos de emergencia por medio de simulacros, como no dar datos a desconocidos, saber a quién llamar en caso de riesgo, aprenderse dirección y nombres, etc.
¿Qué puedo hacer cuando estoy en desventaja por peso, estatura, número de atacantes o armas de por medio?
Las estadísticas de nuestro país indican que, en muchos casos, la principal desventaja de la víctima se logra por la agresión verbal y psicológica, y que si bien puede o no haber armas de por medio, el factor a resaltar es la capacidad que tenga la persona para manejar la situación. Hay técnicas de defensa que se enfocan a cada una de estas posibilidades, pero sin duda el factor común para incrementar las probabilidades de éxito es la determinación personal y un entrenamiento adecuado.
¿Qué debo hacer frente a una agresión armada?
Hay muchas situaciones en las que podríamos vernos frente a una agresión armada, lamentablemente, en ocasiones, el estrés que éstas generan, ni siquiera permiten identificar el objetivo final del agresor, pudiendo cambiar el escenario de un asalto para obtener cosas materiales, a una lesión seria u homicidio por querer defender algo que es sustituible, incluso con la vida. No hay valor material que valga lo suficiente para poner en riesgo la vida, sin embargo, es preciso entrenarse para salir bien librado ante un eventual enfrentamiento.
Fingir un desmayo, gritar muy fuerte o intentar defenderme son tácticas que he escuchado, ¿son realmente efectivas?
Nada en seguridad es definitivo, lo que a unos puede haber servido, para otros puede ser su peor opción. La reacción de los agresores también varía acorde a lo que quieran obtener, o incluso si están bajo el influjo de alguna sustancia tóxica. Si se decide hacer algo en este sentido, hay que tener bien claro el objetivo y los posibles resultados, entrenarse y continuar con un plan congruente.
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