Una parte obedece a la crisis económica pero más que nada a
las fuertes presiones del crimen organizado que pretende cobrar “derecho de
piso” a cientos de comerciantes y grandes empresarios de la ciudad, es el auge
de las extorciones.
Al puro estilo de la mafia siciliana, bandas de sicarios y
criminales consumados operan impunemente en todo Cancún, desde la Zona Hotelera
hasta la avenida Yaxchilan, el corazón mismo de la ciudad.
Con rostros patibularios, siempre al amparo de las dos
organizaciones que se han apoderado de este destino turístico, “Los Pelones” y “Los
Zetas”, se presentan ante propietarios de establecimientos de toda índole,
desde zapaterías, ópticas, restaurantes, hasta grandes compañías ferreteras,
hoteles y negocios de primer nivel.
Les hacen saber con todo cinismo que conocen su identidad y
la de sus familiares, nombres y apellidos de sus hijos, escuelas y deportivos
donde asisten, fechas de cumpleaños y propiedades que tienen, no hay necesidad
de que les muestren armas, la mirada y el conocimiento de sus vidas son
suficientes.
Aunque formalmente el estado mexicano no le llama “Guerra Civil”,
sino “Combate al Narcotráfico y el Crimen Organizado”, en el teatro de las
operaciones la población ya encara las secuelas de esta encarnizada lucha.
Empresarios y comerciantes se exilian de Cancún por miedo,
Es un reflejo de la incapacidad del Estado por dar seguridad.