24 de mayo de 2021

Estas prácticas en el Lejano Oeste muestran cuán salvajes eran realmente los tiempos


¿Alguna vez te has preguntado cómo fue la vida en el Viejo Oeste? Tal vez beber agua y bañarte con jabón era un lujo, además que la atención médica era casi inexistente. Y si la idea de un cepillo de dientes compartido te parece rara, prepárate para leer sobre cosas insólitas de ese tiempo de la historia. Y si crees que saber cuán pésimas eran las condiciones de vida durante los días del Viejo Oeste, todavía está lejos de serlo.

Baños terroríficos

La plomería interior es un lujo relativamente moderno en la sociedad actual. Para quienes vivían en el Viejo Oeste, las instalaciones eran, en el mejor de los casos, básicas y, por lo general, estaban al aire libre.

La mayoría de los habitantes tuvo que contentarse con pequeñas construcciones, pequeños baños, que eran poco más que chozas levantadas sobre fosas excavadas en el suelo, pozos sépticos. Por conveniencia, no estaban muy lejos de las casas. Y aunque había formas de tratar de ocultar el mal olor, las hordas de moscas zumbaban alrededor de estos sitios. Las viudas negras, las arañas también merodeaban, dispuestas a morder.

Compartiendo la comida

La higiene en la mesa era prácticamente inexistente en la época del Viejo Oeste. Todos los que se sentaban juntos a comer, compartían todo y cuando decimos todo, ¡es realmente todo!

De hecho, durante las comidas, la gente compartía las mismas tazas, los mismos platos y hasta los mismos cubiertos. Pero eso no es todo. También parece que tampoco se molestaron en lavar los utensilios de cocina entre comidas. Este hábito probablemente contribuyo mucho a la propagación de enfermedades de todo tipo. ¡Solo pensar en eso nos da asco!

¿Alguien quiere cepillarse los dientes?

Como habrás adivinado, la higiene dental no era una prioridad ni para los pioneros ni para los vaqueros del Salvaje Oeste. Pero, a pesar de todo, para aquellos que querían tener algo parecido a la higiene bucal, aparentemente había algunos medios disponibles.

Estas preparado para hacer una mueca de disgusto después de escuchar lo siguiente; pues si, habían algunos espacios públicos dónde podías tener a mano un cepillo de dientes. El único problema es que estos cepillos de dientes eran reusables. No es necesario insistir en el tema, creo que a todos nos dio grima.

De la cerveza a los gérmenes

La gente del oeste americano disfrutó mucho bebiendo una buena cerveza espumosa en el bar de la esquina. Pero, ¿Qué sucedía después de tomar el primer sorbo de este refrescante bebida? Bueno, se obtenía un bonito bigote lleno de espuma, por supuesto.

Pero, en el Lejano Oeste, ¡pensaron en todo! Entonces tuvieron una idea brillante, finalmente una solución práctica para remediar este problema de tener el bigote sucio de cerveza. En realidad, es repugnante cuando lo piensas hoy porque en el mostrador del salón había una toalla con la que todos podían limpiarse la boca… Una vez más, entendemos por qué las enfermedades se propagaban tan fácilmente.

¿Peluquero, herrero o dentista?

En el 2017, la revista estadounidense True West citó a la profesora Joanna Bourke, una historiadora británica interesada en la historia de la odontología. Ella dice: “Los insoportables dolores de muelas, las horribles extracciones y las herramientas bárbaras han arrojado una gran sombra sobre nuestro pasado dental».

Los métodos que se utilizaron en el Viejo Oeste ciertamente no ayudaron a restaurar esta mala reputación. De hecho, si necesitabas tratamiento dental para esa época, tenías que ir al peluquero o al herrero. De hecho, no había dentistas por lo que lo intervenían a los pacientes con los medios que tenían a mano. Desafortunadamente, algunos de estos hombres eran tan torpes que podrías terminar con la mandíbula dislocada o incluso una fractura.

Piojos en las camas

No todas las camas en el oeste de Estados Unidos estaban hechas de paja y heno, pero la mayoría de los colchones sí. Bueno básicamente estos sitios eran atractivos para todo tipo de bicho e insecto.

Esta ropa de cama no se cambiaba con frecuencia y la paja y el heno atraían insectos, lo que resultaba en infestaciones de piojos y otras plagas que, por supuesto, se encontraban en las personas que dormían allí en ese momento. Los piojos y otras plagas, especialmente las pulgas, eran solo uno de los inquietantes grupos de insectos que podían hacer que la vida en el Viejo Oeste fuera aún menos agradable e higiénica de lo que ya era.

Insectos más que molestos

Los insectos eran un problema perenne para los hombres y mujeres del Salvaje Oeste. Las moscas zumbaban alrededor de cualquier cosa comestible, especialmente se podían encontrar nidos de moscas en los baños a cielo abierto.

Por lo tanto, estos insectos voladores transportaban desechos o heces que luego eran depositados en los alimentos. Esto significa que el riesgo de enfermedad mortal era, muy alto. Los mosquitos también eran extremadamente molestos, y la ausencia de mosquiteros en puertas y ventanas les dio a estas plagas todas las posibilidades de invadir los hogares.

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