En las costas de Yucatán habitaban focas con relativa abundancia, hasta fines de los años treinta del siglo XX. Eran las Monachus tropicalis, del orden de los Pinnípedos y de la familia de los Fócidos, correspondientes a un género que habita las aguas tropicales de América, según noticias publicadas por don Alfredo Barrera Vásquez en el Diario del Sureste de 10 de abril de 1942. Más sin embargo, la codicia humana, esa suerte de apetito voraz que arruina la naturaleza por todas partes, agotó esta preciada especie que enriquecía la fauna marina de nuestras costas.
Señalaba Barrera Vásquez que el doctor George F. Gaumer, en su libro, Mamíferos de Yucatán, publicado en 1917, apuntó a este respecto: “Hasta el año 1890 todavía existía en el grupo de islas llamadas alacranes, al norte de Yucatán, y de vez en cuando caía una que otra en la costa de la Península; pero en estos últimos años los pescadores no han vuelto a ver focas en ese grupo”. Y continuaba escribiendo: “…unos pescadores, en el mes de enero de 1911, cogieron unos 200 ejemplares de Monachus tropicalisen las islas Triángulos (costa occidental), y según ellos dejaron muy pocas vivas y como más tarde volvieron a las islas, es probable que la especie ya esté extinguida”.
La foca lastimosamente sigue siendo perseguida por su piel y por su grasa, y si no fuese porque un tratado internacional protegió a las especies árticas desde 1910, aún éstas, siendo las más abundantes, ya hubieran desaparecido. De acuerdo con el doctor Barrera, por la protección en las islas Pribilof de Alaska, famosas por ser refugio de estos provechosos mamíferos, en 1932, habían aumentado a más de un millón los 200,000 ejemplares que allí existían al entrar en vigor el tratado. La avaricia le jugó una mala pasada a Yucatán, caso contrario en la actualidad tendríamos un valioso recurso marino en las focas tropicales si las hubiesen protegido a tiempo.
La Foca Monje o Monachus Tropicalis, habitaba en abundancia en las costas yucatecas en siglos pasados. Se tiene registro histórico de su presencia desde los primeros viajes de Colón por las aguas del golfo de México.
Diferentes documentos históricos señalan que para finales de los 1800, aún se encontraba una gran concentración de estos mamíferos habitando en las Islas Alacranes, sin embargo, debido al valor que su piel y grasa tenían, la especie fue perseguida hasta prácticamente exterminarla.
En septiembre de 1984 se confirmó la extinción de la Foca Monje en territorio mexicano luego de una búsqueda activa por las islas y zonas costeras de la península de Yucatán. Actualmente se considera una especie extinta en el mundo y aunque hay reportes de avistamientos en las cercanías de Haití y Jamaica, estos no han sido confirmados. Si bien existe una pequeña posibilidad de que estos animales continúen con vida, muchos expertos afirman que los avistamientos son equivocados y son confundidos con otras especies.
La Foca Monje medía entre 2,20 y 2,40 metros de longitud y pesaba unos 130 kg aproximadamente.
¿Pueden imaginarse las playas de Yucatán aún con estos peculiares animales?
Fuentes: Barrera, N. (1942) ¿Lo ignoraba usted? Diario del Sureste
Villar-R, Gallo-R y LeBoeuf (1986) La Foca Monje (Monachus Tropicalis) definitivamente extinguida en México.
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