Poner en libertad a personas enfermas, violentas y carentes de recursos de autocontención que les permitan convivir socialmente, equivale a soltar a un tigre hambriento en las calles de la ciudad, advierte Karina Pérez Ramos, directora del Patronato para la Reinserción Social / Increíble que el CERESO no tenga psiquiatra
Karina Pérez Ramos, Directora del Patronato de Asistencia para la Reinserción Social en el Estado, reconoció ayer que sí tenemos en Yucatán una problemática de un grupo específico de personas que vuelven a delinquir una y otra vez y que tienen una altísima tasa de reincidencia. Atribuyó esa reincidencia a que esos reincidentes tienen un trastorno antisocial de la personalidad, muchas veces mezclado con alcoholismo y dependencia de las drogas, y consideró que si se les deja salir sin ser rehabilitados es porque “el Cereso Mérida no tiene psiquiatra. Y es increíble que no tenga psiquiatra”.
Afirmó lo anterior cuando se le hizo ver que las páginas de policía dan con mucha frecuencia noticia de hechos delictuosos cometidos por reos que cumplieron su condena y fueron liberados a pesar de que llevan 15, 20, 30 o más reincidencias, es decir, que cuantas veces se les pone en libertad, vuelven a delinquir, pero lo hacen, como es natural, contra la gente más vulnerable: Mujeres, niños, ancianos, y lo hacen de preferencia en el centro histórico o en las colonias populares, por lo que poner en libertad a esas personas enfermas, violentas y carentes de recursos de autocontención que les permitan convivir socialmente, equivale a soltar a un tigre hambriento en las calles de la ciudad, pues es seguro que van a causar daños patrimoniales y lesiones, y que cuando se les vuelva a detener por algún delito, será porque ya cometieron muchos más.
En este punto, respondió:
-Creo que esta problemática debe ser abordada porque estas personas que han caído muchas veces tienen un trastorno, y eso es una cuestión médica psiquiátrica. Muchos de ellos ya tienen un trastorno o características del trastorno antisocial de la personalidad. Pero en esto también debemos de involucrar, por ejemplo, a Salud Mental del Gobierno del Estado. Si nosotros hacemos un trabajo en conjunto y en coordinación podríamos mejorar este aspecto, pero si el Cereso Mérida no tiene médico psiquiatra, ¿cómo va a trabajar con estas personas? Y de verdad, lo que tú señalas es muy importante y muy serio. El Cereso Mérida no tiene psiquiatra. Y es increíble que no tenga psiquiatra, porque bien lo señalas: Hay un grupo específico de personas que reinciden en una tasa altísima. Tú lo dices: 30 veces, 20 veces, 15 veces. Estamos hablando de una persona que ya está enferma. Tiene un trastorno antisocial de la personalidad, y mézclale que tiene alcoholismo, que tiene drogodependencia. ¿Cómo va el Cereso a trabajar con estas personas? ¿Cómo va a apoyarlas en este proceso, si no cuenta con los mecanismos? Bueno, pues habría que involucrar a Salud Mental, a la Secretaría de Salud, para que hagan un programa específico y especial para que durante el tiempo que la persona esté ahí, el programa que reciba sea dirigido específicamente a este trastorno, y se le dé atención puntual. Pero si a una persona que tiene un trastorno de este tipo, que es grave, le damos un tratamiento normal, como le daríamos a cualquier persona, por ejemplo a la persona que se robó el pavo de la vecina, no va a funcionarle igual. Entonces no hay, no tiene los mecanismos el centro (de reinserción social). Allí en ese sentido no los tiene, porque no cuenta con psiquiatra.
-¿Cuál sería entonces la solución? –preguntamos.
-Ampliarle la plantilla a estos centros para que cuenten con el personal técnico suficiente para atender toda esta gama de personas que van pasando por los centros.
-¿No debería haber una pena acumulable? Si la hubiera podría decírsele a un reincidente de ese tipo: “Tu ya tienes tantos ingresos al penal, de modo que no vas a poder salir, porque eres un enfermo, un antisocial”. ¿No correspondería al Patronato promover una reforma legal para que esta gente no vuelva a delinquir? Soltar a esta gente no es humano ni es cristiano, porque sale a delinquir, a depredar, a poner en riesgo a la sociedad. En muchas colonias se vive prácticamente en estado de sitio por esos delincuentes reincidentes, que no tienen miedo de nada y lo único que buscan es imponer su ley. ¿Si esa gente es irrecuperable, por qué o para qué soltarla?
-Te voy a dar mi punto de vista como una persona que ha trabajado este tema: Si nunca se ha trabajado como se debe, ¿cómo vamos a hacer una propuesta? A lo mejor y lo que necesitamos y se ha pedido, se ha dicho, se ha comentado, se ha aportado a ese tema, si no tenemos al personal técnico suficiente para trabajarlo, ¿cómo le hacemos? Tienen que contar con una unidad psiquiátrica los centros (de reinserción social), donde se pueda trabajar estos temas. Donde podamos agarrar a todas estas personas que ya tienen estas caídas: 14, 15, 20, ponerlas en conjunto y hacerles un programa especial para ellas bajo vigilancia de médicos psiquiatras. Vamos a suponer que ya lo hicimos durante tres años y no funcionó. Entonces vamos a proponer un cambio en la ley. Pero si no hemos intentado siquiera el hacerlo, ¿entonces cómo proponer un cambio en la ley? Porque hay que trabajarlo. Pon tú que los dejemos allí toda su vida, pero si no les damos las herramientas, ¿Cómo los vamos a dejar ahí?, ¿para qué?
Necesitamos que haya un centro allí mismo, adentro, que les ofrezca a las personas la solución. Es un trastorno de personalidad. Necesita medicamentos, necesita atención psiquiátrica, necesita atención psicológica. Tenemos que darles esos tratamientos. Y todo lo demás. Terapia ocupacional, terapia espiritual, entonces tiene que ser un programa integral. Necesita ocuparse en algo, tener también esta cercanía espiritual, con la religión que sea. Necesita la atención médica, la atención psiquiátrica, la atención psicológica, la cercanía con la familia.
La víctima que no se ve
-¿No trabaja el patronato con la familia del preso?
-Sí. La familia es la víctima que no se ve. Desgraciadamente sólo hablamos de la víctima de la sociedad, pero de la familia de ellos, los presos, no.
Durante todo el proceso, nadie pone los ojos en la familia. Cuando están en el proceso de investigación ministerial, cuando están en el proceso ya de la sentencia, cuando ya están en el centro de reinserción, el centro de reinserción se orienta a darle atención al interno, pero no a la familia.
-¿En qué momento intervienen ustedes con los presos?
-El punto donde ya te marca clarísimo la Ley de Ejecución de Sanciones del Estado de Yucatán el apoyo a las familias, es a través del patronato, y 3 meses antes de que salgan. Sin embargo nosotros no somos estrictos, nos han llegado familiares de personas que todavía no van a salir, y si necesitan algún apoyo o trámite, por ejemplo por un niño que tiene déficit de atención, que tiene problemas de conducta en la escuela, pues les damos el apoyo.
-¿Recibe ayuda de la sociedad, de los empresarios, el patronato?
-Nosotros, te voy a decir la verdad, yo creo que me ha costado trabajo que la gente entienda que si le dona al patronato, no es para ayudar a un delincuente. Es para ayudar a la sociedad. Es para ayudar a ese hijo de la persona que cayó en un centro, que no se merece que lo discriminen, que no se merece que lo excluyan. Que se merece una oportunidad, que no porque el padre o la madre estén adentro, sean señalados. Me ha costado trabajo y yo creo que ahí ustedes van a ser de enorme ayuda.
-Dice usted que de acuerdo a la ley solamente intervienen con los presos tres meses antes de que cumplan su sentencia. ¿No habría qué ampliar la atención a las familias de todos los presos desde que entran al Cereso? Porque precisamente cuando el padre, o la madre, caen presos, es cuando se multiplican los problemas de la familia. Y es cuando crece también la desatención de los hijos. De hecho, muchos pandilleros tienen padres que son reclusos. Habría que preguntarse, por ejemplo, ¿cuántos de los hijos de los presos necesitan becas?
-Son muchísimos. Tan solo nosotros tenemos una población de 240 menores de edad a los que estamos tratando de darles un seguimiento. Hay entre ellos menores de 12 años y mayores de 12 años.
2 mil familias en el abandono
-¿Y aparte están todos los demás hijos de presos que todavía no están cerca de su liberación, cuantos son?
-Wau, imagínate, estamos hablando de 2 mil internos y 2 mil familias: madres, esposas, hijas, hijos, que también son señalados por la sociedad y que, en todo caso, también están requiriendo ayuda. Por eso estamos en planes de hacer una página web donde podamos ofrecer artículos que ellos trabajan y que la gente los pueda comprar también a través de Internet o pueda hacer sus donaciones a través de una página web. Y sensibilizar a la sociedad de que esto va a llegar a esos hijos, a esas familias, que lo necesitan.
¿Y en el caso de las mujeres, qué hace el patronato? Porque muchas de las mujeres presas cayeron por algún error, pero no son personas peligrosas, y con frecuencia sus hijos están desatendidos y en riesgo de caer en problemas, a veces incluso están en riesgo de adquirir adicciones que después repercuten negativamente en la sociedad.
-Es bien sabido que en el caso de las mujeres que están en prisión hay un doble castigo: Porque no solamente están sentenciadas por nuestra ley, sino también se registra el abandono de la familia. Generalmente ellas son las abandonadas. A los hombres los van a ver la mamá, el papá, la esposa, los hijos. Pero a la mujer cuando delinque, pues ni la mamá la quiere ir a ver, porque la avergüenza que esté una hija en la cárcel. Y con ello se da el abandono de los hijos, que muchas veces quedan al cuidado de la familia, pero no se los quieren llevar porque es como si fuera una enfermedad contagiosa y no se llevan a los niños. Entonces sí hay que trabajar con este tema de la familia. En el tema de la reinserción social podemos hacer muchísimas cosas. Las personas que están en el interior de un centro de rehabilitación ya tienen la figura de un juez de ejecución que escuche su caso en particular y que pueda ayudarlos. Esta figura del juez de ejecución va a ser trascendental de ahora en adelante. Antes no había, una vez que eran sentenciados, nadie los escuchaba.
El camino para los cambios legislativos
-¿Cómo se podrían ventilar cambios legislativos para estos dos puntos: que el patronato vea por las familias de los presos desde que entran al penal y no hasta que van a salir, y que no se permita salir a los reos que no estén verdaderamente rehabilitados?
-Yo creo que corresponde a todos hacer estas propuestas de cambios legislativos. Nos toca, nos hiere, nos lastima como tú bien señalas. Le corresponde a la prensa, porque ustedes son el enlace entre nosotros y la sociedad, ustedes dan la información a la gente, para que dialogue. Ustedes están proporcionándole herramientas a la sociedad en general para que la sociedad pueda proponer. Cuando hacen una nota, una investigación como esta, la sociedad toma conciencia del problema y empieza a pensar en las soluciones que se necesitan.
-Finalmente, Karina, ¿qué opina usted de la propuesta de la Madre Teresa Ochoa Godoy, de la Pastoral Penitenciaria (el domingo 2 de diciembre del 2012, en la página 10) en el sentido de que el Estado debe construir un hogar de medio camino para que las personas que salen del penal reciban apoyo, aprendan oficios, y terminen de prepararse para poder insertarse productiva y exitosamente en la sociedad? Esta propuesta fue apoyada incluso por la Mtra. Nayeli Alejandra Hijuelos García, coordinadora de la licenciatura en Rehabilitación de la Facultad de Medicina de la Uady (el martes 4 de diciembre del 2012, en la página 17), quien señaló que hace falta trabajar con los internos sobre valores, sobre capacitación para un nuevo trabajo, y poner casas u hogares de medio camino como lo propone la madre Teresa Ochoa.
-Nosotros como patronato ya estamos apoyando la casa de medio camino que tiene la madre Teresa Ochoa. Por lo pronto, no hay planes de que se construya una por parte del Estado. Sin embargo se están estudiando y se están tomando diversas acciones, por ejemplo, ahorita con el Centro Estatal de Prevención del Delito, que ya está trabajando en las colonias con los jóvenes, con los niños, para prevenir que crezca ese problema. Yo creo que hay que trabajar desde varios frentes y ustedes contribuyen mucho al señalar lo que está ocurriendo en la sociedad y plantear las alternativas de solución.
Trayectoria
Karina Pérez Ramos fue Coordinadora de Programas de Readaptación Social, en esa época así se llamaba el cargo, en el Cereso. Antes de eso era psicóloga y luego coordinadora del Departamento de Psicología. Tiene una Licenciatura en Psicología y una Maestría en Psicología aplicada a la Criminología. Además fue al programa de entrenamiento con residencia en Oceánica enviada por el Gobierno del Estado para prepararse en el tema de las adicciones. Ha tomado diplomados y cursos en derechos humanos. De modo que no solo habla desde la experiencia de 15 años de trabajar en el Cereso, sino también desde la formación académica que ha recibido. Estuvo acompañada por la L.C.C. Danilú Judith Torres Figueroa, responsable del área de comunicación del patronato. Las oficinas de esta dependencia se encuentran en el edificio de la ex penitenciaría Juárez. El teléfono es 928 89 15. Atienden de lunes a viernes de 8 a 15 horas.